domingo, 29 de marzo de 2009

¿CÓMO SE CONSTRUYE LA ASFIXIANTE ATMÓSFERA DE “TODO MODO”?




William Faulkner: “La naturaleza humana es el único tema que no envejece”

Sin duda alguna, “Todo Modo” es una novela sobre la naturaleza humana. Y es una extraordinaria novela engranada sobre dos personajes tan densos que no sabríamos decir quién es protagonista y quién antagonista. Lo que sí sabemos a ciencia cierta es que los dos son extraordinariamente complejos. ¿Cómo se consigue esta complejidad?

Hemos visto que para atrapar la atención de los lectores, Sciascia, maneja normalmente dos estrategias narrativas: atrapa la atención por los acontecimientos que se despliegan desde el principio, o bien “pesca” al lector con el anzuelo de personajes atractivos e inquietantes. En el caso de “Todo Modo” estamos ante este último planteamiento.

Sciascia cuida especialmente la elaboración de sus personajes; como avezado escritor de novela negra sabe cómo generar interés hacia ellos sin decir más de lo estrictamente imprescindible. Y es que a la hora de construir un personaje, algo que conviene mimar es no decir nunca sobre él más de la cuenta. Para conseguirlo, recurre a algunos usuales procedimientos de técnica narrativa que podéis intentar comprobar:

a) Los personajes se van presentando ante el lector a base de dilemas y decisiones que deben tomar a lo largo de la historia; no hablan sobre sí mismos ni nos cuentan lo que piensan sobre tal o cual aspecto vital de la historia. En todo caso, si lo hicieran, suele ser para mentir o equivocarse (recordad que Rick, en Casablanca, decía aquello de “nunca arriesgo el cuello por nadie)... Los personajes de Sciascia sólo hablarán de sí mismos hacia el equívoco. Ese “subtexto” o texto que debemos sobreentender porque no coincide con lo que estamos entendiendo de la novela, es tan rico como el texto mismo en “Todo Modo”.

b) Los personajes dicen más de sí mismos por lo que callan que por lo que dicen: aquellos momentos en los que pudieran o debieran intervenir y lo hacen en forma de omisión, son magníficas descripciones de su carácter. De hecho, del padre Gaetano sabemos que lo que calla es mucho más valioso que lo que dice.

c) Los personajes llevan tras de sí una historia que no conocemos, un pasado y un presente que se nos escapa: es lo que se conoce como “trama subyacente”. Lo que se narra es una pequeña parcela de la realidad de los personajes, que se extiende más allá de la historia narrada. No olvidemos que los personajes tiene pasado, familia, vicios, pecados, etc., que apenas sabemos nada de ellos y que esa “historia no contada” que constituye la “trama subyacente” será la que despliegue una buena parte de las acciones. Un escritor hábil maneja mejor la trama subyacente que la explícita. Intuimos que Gaetano tiene una inmensa historia que no piensa contar, que es un seductor de voluntades y que el pintor se ve atraído por una personalidad provocadora y sugerente.

d) Los personajes tienen un punto de conflicto –inserto en la trama subyacente, es decir, que ya tenían problemas antes de la narración (ejemplo, Sherlock Holmes y Moriarty) o propio de la narración (el caso del pintor y Gaetano) que los puede convertir en protagonista y antagonista: en ese proceso hay un punto de litigio, un “punto crítico” que hay que narrar con cuidado, sin acentuarlo demasiado para no poner en celo al lector, pero procurando que no pase desapercibido. Es un momento de difícil equilibrio: en “Todo Modo”, sin duda, el momento en que Gaetano muestra el cuadro al pintor, sabiéndole de antemano excelente observador, y se presenta con los mismos anteojos, es ese “punto crítico”.

e) Los personajes son tanto más ricos cuantas más acciones provocan en los personajes que les rodean, cuanto mayor es su influencia: conforme vamos viendo que los silencios de unos, las voces calladas de otros, los comentarios, las reservas, los secretos, los miedos, etc., pertenecen a la órbita decisoria de un personaje, mayor es su calado, y más nos hace pensar en el “iceberg”: ¿Qué sabrá Gaetano de todos ellos para que actúen así? ¿Qué es lo que no se cuenta? Intuimos que la trama subyacente es inmensa en Todo Modo, tan extensa y densa que el poder de gaetano radica precisamente en esa red de lo “no narrado”.

Por eso, la atmósfera que se genera en “Todo Modo” es tan extraña: se juega más con lo que se supone o se intuye, con subtextos, tramas subyacentes, etc., que “intrigan” y nos obligan de forma constante a rehacer lo que no se cuenta y se sospecha. Ese es el juego y ese es el espesante de la historia.

Aquí, Sciascia no sigue ninguno de los viejos procedimientos al uso para la novela negra: no hay exactamente misterio pues el mismo antagonista (Gaetano) ignora en determinados momentos lo que piensa, hace o va a hacer el protagonista, nuestro pintor (eso nos descoloca); tampoco hay técnicamente “suspense” pues los personajes tienen más información que el lector (conocen y manejan la trama subyacente), ni siquiera recurre a la “ironía dramática”, ese viejo mecanismo que tanto gustaba a Hitchcock, en el que el protagonista tiene información que el lector desconoce, llega a un aparente peligro y, cuando se teme lo peor, descubre que aquella sombra que se acercaba por la espalda era simplemente la vecina que traía una porción de pastel... En realidad es una estrategia completamente veraz: los crímenes quedan sin resolver, como la realidad misma, aunque quizá se pueda aventurar una solución: ¿Alguien se atreve? El miércoles hablaremos de posibles soluciones al enigma.

Por cierto... ¿Y el título?

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