lunes, 7 de noviembre de 2011

Dos entrevistas a Eduardo Sacheri acerca de sus libros de relatos


LITERATURA | 10.10.2010

Eduardo Sacheri: “El fútbol y la literatura siempre ofrecen una segunda oportunidad”

El comentarista de fútbol y escritor argentino Eduardo Sacheri.

El comentarista futbolístico, autor de la novela de la película ganadora del Oscar “El secreto de sus ojos” conversó en exclusiva con Deutsche Welle acerca del fútbol y la literatura en la Feria del Libro de Fráncfort.

Con su novela policial “La pregunta de sus ojos” hizo un gran gol argentino: el guión para la película protagonizada por Ricardo Darín y Soledad Villamil, “El secreto de sus ojos”, que se llevó el Oscar a la mejor película extranjera en 2010. Ahora se publican en Alemania sus relatos futbolísticos en un libro que en alemán se llama “Die Hand Gottes und andere Tangos” (La mano de Dios y otros tangos). Deutsche Welle conversó con Eduardo Sacheri en Fráncfort.

Deutsche Welle: ¿Qué relación ves entre la literatura y el fútbol?

Me parece que lo que tienen en común el fútbol y la literatura es, entre otras cosas, que se trata de dos ámbitos de juego. Dos mundos dentro del mundo más básico y prosaico que habitamos. Cuando te ponés a jugar un partido de fútbol, el mundo exterior verdaderamente desaparece. Del mismo modo, cuando leés un libro o cuando lo escribís, el mundo exterior a esa historia desaparece y el todo queda reducido a eso que hay dentro: esos personajes, esa tragedia o ese drama.

Tus relatos sobre fútbol son muy conocidos en Argentina. ¿Qué te llevó de relatar fútbol a escribir sobre fútbol?

Cuando me propuse escribir, lo que me interesó fue retratar el universo en el que yo vivo en Buenos Aires. Personas cotidianas, seres como cualquiera, ese es mi universo literario. Y bueno, el fútbol es, para los que nacimos y nos criamos en la Argentina una experiencia muy básica, muy cotidiana, muy constitutiva de nuestra identidad. Entonces el fútbol me sirvió como una estupenda metáfora o un estupendo telón de fondo para ubicar a mis personajes y sus vidas.

¿Qué te llevó a indagar y a escribir una historia de neto corte policial y jurídico como lo es “La pregunta de sus ojos”?

Digamos que no sólo el fútbol es materia de interés para mí, aunque sí lo que me interesa es el universo que conozco, ese universo de la Argentina de las últimas décadas. Se me ocurrió pensar en una historia de crimen, y en una historia en la que el castigo de ese crimen se complicase en los vericuetos de la historia argentina reciente, en cuanto a nuestra gran dificultad para cumplir la ley y para entendernos civilizadamente. La década del 70 fue particularmente atroz para mi país. Y me gustó ese juego entre la pequeña historia privada de mis personajes y la gran historia trágica de la Argentina. Me gustó tender algunos puentes entre ambos. De ahí nació la historia.

¿Por qué es tan difícil ver al fútbol como deporte, como negocio, como espectáculo,como algo transcendente, y no sólo como un fenómeno de masas?

Dentro de la literatura argentina, como contaba ayer Juan Sasturain en la mesa redonda, recién en las últimas décadas logramos torcer un poco una tendencia muy intelectualizada, muy ideologizada y muy psíquica en la literatura, muy de ir exclusivamente detrás del pensamiento de personajes que hacian poco, se movian poco y vivían una vida muy alejada de lo que es la vida normal de cualquiera de nosotros. Eso ha cambiado y el fútbol se ha vuelto una materia aceptable para la literatura argentina. Es cierto también que el fútbol es un hábito cultural polifacético y lleno de aristas. De la pura práctica, el puro goce estético del fútbol a un negocio, un espectáculo televisivo, radial, etc. Yo creo que la literatura futbolera toma sobre todo el aspecto más amateur del asunto: el placer de jugar y el placer de mirar.

¿Qué es lo que más te gusta del fútbol?

Lo que más me gusta del fútbol es la permanente posiblidad de regeneración que te propone. La perpetua chance de redención que tiene desde el momento en que empieza un partido nuevo, cuando lo jugás y cuando lo ves. En ese sentido es como un símil de la vida, pero sin la cosa irreversible que tiene la vida, que muchas veces no te da segundas oportunidades, no te ofrece revanchas y no te proporciona nuevos renacimientos. El fútbol sí.

Leí alguna vez que te gusta escribir historias que terminen bien, que te reconciliabas así de alguna manera con eso que tiene la vida de no dar segundas oportunidades. ¿Es así?

Sí, si bien uno no puede escribir siempre historias que terminen bien, ya que los lectores sabrían cómo terminan las cosas y eso le quitaría interés a lo que uno escribe. Pero sí creo que la literatura, el arte en general, tienen una función de regeneración y de reparación de lo que es la vida. Me parece que si buscamos belleza es precisamente porque en el mundo cotidiano esa belleza no es tan abundante. Entonces, para mí la literatura tiene siempre un costado de reparar lo que la vida real a veces daña o incompleta. En el fútbol, mientras jugamos, nada exterior es importante. El mundo se reduce a esa cancha, esas líneas que la limitan, esos dos arcos y las personas que están compartiendo con vos ese momento supremo donde no hay nada más importante. No son tantas las chances que te da la vida de abstraerte y concentrarte en algo tan placentero, tan vívido y tan absoluto.

Autora: Cristina Papaleo
Editor: José Ospina Valencia

2 de agosto de 2008 a las 1:00 pm

Sacheri, desde las calles de sus cuentos


Aráoz y la verdad, su nuevo libro, tendrá al fútbol como nexo en sus páginas. Su debut triunfal fue con la literatura futbolera, esa que ahora le provoca una identificación instantánea. Con la pelota como …

Su debut triunfal fue con la literatura futbolera, esa que ahora le provoca una identificación instantánea. Con la pelota como pretexto, habla de la vida, del fútbol, de los medios de comunicación, y de las historias mínimas de un profesor de Historia que halló otras vías de expresión y enseñanza.

- ¿Este es tu bar El Cairo?
- Sí… -chista sonriente, humilde, y algo incómodo-, pero un poquito más chico y modesto, con música baja y poco alboroto.
La pregunta cae al compás de los cuerpos en una mesa cercana a la barra del Café de la Plaza, en la tarde de Ituzaingó. Pero ella encierra una puntita, una señal. Un guiño. Citar al mítico El Cairo, es viajar con la memoria a Rosario. Es retratar al Negro Fontanarrosa y su lugar en el mundo . A Eduardo Sacheri, escritor, profesor de Historia, guionista por un rato, hincha de Independiente desde siempre, padre y niño fugaz, no le gusta encasillar a las personas. Pero sabe que su boom -palabra asociada a las letras-, su salto a la primera división -un término futbolero-, fue con una pelota en los pies. O en las manos. “Prefiero que me reconozcan como un escritor que tiene cuentos que tienen que ver con el fútbol. Evitar esa etiqueta directa de Sacheri igual a cuentos de fútbol”, dice.

Eduardo Alfredo Sacheri, 40 años, tiene una visión atrapante a la hora de contemplar visiones sobre la vida y el fútbol. Sus obras entraron al público por los oídos, cuando en 1996 en Todo con Afecto, el programa radial del periodista Alejandro Apo , empezaron a leerse los cuentos que un anónimo más dejaba en un sobre en la puerta de la radio. Hoy, con seis libros en el lomo, otro es el cantar. Trabaja junto al director Juan José Campanella en el guión del film La pregunta de sus ojos, basado en la novela del propio Sacheri editada en 2005. La productora Argentina Cine tiene en carpeta un largometraje con cinco de sus cuentos, entre los que se destacan Esperándolo a Tito , Lo raro empezó después y Los traidores. Será una película de historias entrelazadas. Además, acaba de publicar Aráoz y la verdad, una novela donde el protagonista, Aráoz, busca descubrir la traición de un ex jugador ídolo de su infancia. Y, entonces, el fútbol pegará una nueva vuelta por sus libros.

Sacheri, café con leche de por medio, reflexiona con la cara interna de la cabeza y busca las palabras mejor ubicadas para darles el pase, entre los chiflidos de fondo de una antigua cafetera.

- El fútbol habilita bastantes universos. ¿Qué es el fútbol para vos, desde tu oficio, desde tu vida?
- El fútbol es una de las cosas que más me gustan de la vida. Sobre todo jugarlo. Me gusta verlo, porque me gusta jugarlo. Mi entrada en el fútbol espectáculo o fútbol literatura tiene que ver con que siempre me gustó jugarlo. Con otros deportes que no he jugado no puedo meterme, porque no los he jugado. Todos los que hemos jugado al fútbol entendemos de que se trata, aunque los tipos que están en una cancha valgan millones de mangos y se estén jugando cosas supuestamente muy importantes.

-Partiste de una ciencia y te volcaste a la literatura. ¿Te hace algo diferente a los demás escritores que, por decir, nacen escritores?
- Son dos universos bastantes separados en mi. Cuando yo estudiaba no tenía la menor intención de ser escritor. En todo caso me imaginaba investigando y publicando para un pequeñísimo grupo de científicos de mi disciplina. Lo que pasa es que siempre me gustó leer ficción, leer novelas, leer cuentos. Y en determinado momento, en mis veintitantos, me empezó a gustar, o quise ver escritas historias que no veía escritas por otros. No por una cuestión de pedantería.
- Y ahí apareció el fútbol.
- El fútbol es muy constitutivo en los tipos que son como yo. Así como mis personajes muchas veces viajan en el ferrocarril Sarmiento, les gusta el fútbol o juegan o lo han jugado. No es que yo haya escrito sólo sobre fútbol. Lo que sí ocurre es que esos cuentos tocaron alguna clave especial de la gente, que ni siquiera yo alcanzo a entender porqué con esa hondura, y lograron una difusión impresionante. Es como que eso va adelante de las otras cosas que hago. En el sentido de decir Sacheri igual a cuentos de fútbol.

- ¿Te molesta eso?
- Si digo rápidamente que sí, me molestaría, me sentiría un ingrato. En definitiva ahora puedo vivir casi de ser escritor. Y todo ese primer espaldarazo me lo dio el fútbol. Prefiero que me reconozcan como un escritor que tiene cuentos que tienen que ver con el fútbol. Evitar esa etiqueta directa de Sacheri igual a cuentos de fútbol, porque tengo otros cuentos de otros temas que son tan buenos o tan malos como los de fútbol. Soy el mismo escribiéndolos. En general me molestan las etiquetas. Me parece empobrecer la cosa.Fontanarrosa es un excelente escritor . No de cuentos de fútbol, es un excelente escritor. Algunos cuentos de Fontanarrosa son excelentes cuentos de fútbol, pero tiene algunos cuentos parodiando a héroes históricos o algunos cuentos del habitante medio rosarino con un sarcasmo, una ironía y un registro, que son obras de arte. No de fútbol.

Para un importante número de historiadores, periodistas e investigadores, el fútbol, como representación popular por excelencia, no está en los libros. En sí, existe un vacío con las imágenes cotidianas. En este marco, el porteño criado en Castelar, aporta lo suyo desde la imaginación.

“Me encanta escribir historias de gente como uno -destaca-, tratando de encontrar lo extraordinario que hay en esa gente común. Es una determinada mirada estética. Creo que el arte está ahí. En la vida de cualquiera de nosotros. En las aristas extraordinarias que tienen nuestras vidas ordinarias. Y está en el fútbol como en el tipo que se enamora de una mina en un café. Al fútbol lo entiendo como una vertiente genuina para escribir. No es lo mismo que soy un fanático de fútbol, consumo 26 horas de fútbol por día en todos los formatos, y en ese registro trato de meter cuentos”.

- Entonces, ¿cuál es el rol de los medios masivos de comunicación en el espectro del fútbol?
- El mensaje dominante es el fútbol es todo. La mayoría de los medios tiene una cosa muy empobrecedora, muy esquemática, de laburar con blanco o negro, amargo o alegre, ustedes o nosotros. “El fútbol es pasión”, dicen. Al Negro Dolina lo escuché una vez tomarse de esta frase: “Si todo es pasión, al final, nada es pasión”. Si vos mirás las tapas de los diarios, realmente parece que el fútbol es lo más importante. En ese sentido los medios intuyen sensaciones en la gente y en lugar de construir un mensaje, navegan en esa comodidad y la potencian. Cómo el tema es vender… A lo mejor se llega a un punto de saturación. Pero parece no llegar nunca. Todos hablando de lo mismo. Y yo no sé si el fútbol da para tanto. Lo terminamos bastardeando. No son capaces de mirar lo que los propios medios construyen como valor. Si vos perdés, no existís. Por supuesto que hay opiniones diferentes, pero son minoritarias. Me embola perder, pero no me muero porque pierdo. Yo sé la diferencia entre perder y morir. Muchos medios parecen que no la supieran.

Eduardo Sacheri habla simple y firme. Y más si recuerda su infancia, feliz y barrial, como muchas, pero atravesada de fuertes sacudones, también como muchas. La caricia de su viejo que ya no está, los escalones de la tribuna, la escenografía y el resultado, le brotan de memoria cuando comenta de un tirón el día imborrable de la primera vez que fue a una cancha, a la de Deportivo Morón, a cuadras de sus calles de la niñez. “Ese cristal de la infancia, donde los veranos eran de club y todo el año de vereda”, poetiza.

Pero Sacheri creó una jugada mágica para volver a ser pibe, por lo menos por un ratito, y entre amigos.

Ahí -afirma-, en la cancha, es donde sos vos. Yo no sé si confiarle afuera de la cancha a tipos que adentro no te pasan la pelota, a mí me cuesta. O a tipos que nunca meten la pierna para ayudarte, que nunca bajan. Es todo un tema de debate. Por esta cosa que cuando jugás sos vos despojado de todo lo que querés mostrar. Volvés a tener 12 años”


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