viernes, 8 de mayo de 2009

"Mientras agonizo" de William Faulkner



IMPORTANTE: ¡Cambio en el plan de lectura!

Próxima lectura: “Mientras agonizo” de William Faulkner (Dado que teníamos problemas para disponer de ejemplares suficientes del libro de Scott Fitzgerald, alteramos el plan; no obstante, si queréis simultanear las dos lecturas, incorporaremos al blog algunas guías para leer “A este lado del paraíso”)

Leer a Faulkner es una experiencia distinta a las que hemos vivido con Buzzati, Sciascia o Conrad, pero no menos intensa. Hallaremos el placer de la frase larga y tortuosa, el fluir de la conciencia que empezamos a atisbar en la narración oral de Conrad, la densidad de la expresión y la sequedad desértica de sus imágenes.
Acercarse a Faulkner es acercarse al corazón de la América profunda; Faulkner es uno de los escritores de la “Generación perdida”, atravesada por la gran recesión del 29, nieta de la guerra civil y constreñida entre dos guerras mundiales. En aquel primer tercio de siglo escribieron Scott Fitzgerald, John Dos Passos, Ernest Hemingway, John Steinbeck, Ezra Pound o Erskine Caldwell. Es una generación de escritores que no vivieron en América, que habitaron París o Berlín, que bailaron el fox, que pensaron en jazz, se bebieron todo el alcohol que fueron capaces de encontrar, prefirieron en muchos casos poner su escritorio en la mesa del bar, vivieron la ley seca y el tráfico de alcohol, los años duros de la mafia, la corrupción de la banca y el hundimiento de un mundo que narró excepcionalmente Scott Fitzgerald en “A este lado del paraíso”. Hablar de ellos en Estados Unidos es hablar de la “generación airada”, que desgarró la conciencia americana con sus excesos y sus puñaladas a lo “políticamente correcto”. Hay quien dirá que muchos acabaron mal, ellos dirían que fue la primera generación de escritores norteamericanos que consiguió terminar como les dio la real gana.

Faulkner no es “rara avis” en este mundo: creó un paisaje imaginario, el condado de Yoknapatawpha, donde se desplegarán muchas de sus novelas. Anticipa el “Macondo” de García Márquez, la “Región” de Benet y tantos otros espacios donde las normas viven a contrapelo de la humanidad. Faulkner es un escritor del Sur educado en los valores de la reciedumbre y en los desastres que aún humeaban desde la guerra de secesión. Hizo de todo en su vida: aviador militar, cartero, pintor, contrabandista de ron... Incluso ofició de cartero, pero le echaron cuando descubrieron su enfermiza afición por leer la correspondencia ajena...

El mundo de Faulkner, como veremos, tiene sus propias reglas. Domina la crudeza del campo, el poder del individualismo más feroz, donde cada cual debe sacarse las castañas del fuego, el embrujo de la familia, la sangre, la estirpe y la raza. Fluyen en él las preocupaciones interiores, las conciencias imperfectas y los hombres y mujeres enclavados en una tierra que no saben ni pueden abandonar. Transitan por ese mundo los dirt farmers (pequeños propietarios campesinos), rednecks (¨ cuellos rojos ¨, los cuellos quemados por el duro trabajo bajo el sofocante sol de Mississippi), poor whites (blancos pobres), los terratenientes, los negros liberados que siguen trabajando como si la esclavitud no hubiera terminado, y una galería de personajes que no sabrán salir del esquema social pero sí de buscarse la vida dentro de él. Los Bundren pertenecen a la última clase, la de los parias, orgullosos de su raigambre pero denostados por la sociedad, en la que sólo pueden presumir del color de su piel: “blancos que viven como negros” sólo viven para prepararse ante la muerte.

"Mientras agonizo" es el primer libro ambientado en este imaginario condado. Antes, Faulkner había escrito “El ruido y la furia”, de la que continúa la técnica del monólogo y el fluir de conciencia. Su título deriva de un verso de la Odisea: dice Agamenón en el Canto Odisea (Canto XI) que se había traducido en inglés erróneamente como “As I lay dying”, :

Yo elevaba mis manos y las batía sobre el suelo, muriendo con la espada clavada (...)
Ese fluir de conciencia que teje la novela, es una esencia del paisaje mismo. Yoknapatawpha County proviene de las palabras “chicksaw yocona” y “petopha”, que significaría algo así como “agua fluyendo lentamente sobre la pradera”.
Dejemos fluir dentro de nosotros “Mientras agonizo”. La semana que viene incluiremos otras invitaciones a la lectura. Que la disfrutéis.

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