lunes, 17 de agosto de 2009

La atmósfera de Capote



Una vez corregidos (espero) los problemas del teclado de mi ordenador, procedo a corregir esta entrada:

Así que, allá va algo más sobre Capote:

Las aportaciones técnicas de Capote a la literatura son inmensas, especialmente a partir de su más celebrado libro, "A Sangre Fría", que hizo entender a muchos escritores jóvenes que los caminos emprendidos por Faulkner, Fitzgerald o Hemingway bien merecían un replanteamiento. Capote muestra que es posible una literatura de no ficción con las claves de atracción que posee la ficción, y abre las puertas del mundo literario del siglo XXI anticipándolas a lo que serían en buena medida las memorias, la no ficción y el cultivo de la literatura periodística. Las cosas fascinantes que van a suceder en este siglo (por fascinantes entendemos todo lo que Capote consideraría "fascinante") invitan a no perder de vista la realidad como fuente inagotable de narración.

De hecho, si Capote fue capaz de pasar cuatro largos años escudriñando el fondo del alma de unos asesinos a fin de desentrañar las raíces del crimen (luego reconoció que no volvería a repetir la experiencia) era porque estaba abriendo una brecha entre su antgua literatura y una nueva forma de crear: él era consciente de que "algo" nuevo se estaba pariendo en "A sangre fría".

En la lectura de Capote hemos encontrado los males del siglo, los 'pecados' fundantes de nuestra cultura: la incomunicación, los abusos, los consumos excesivos, la inseguridad, la depresión, las intransigencia de las normas, la ausencia de salida para los problemas... Capote aborda las enfermedades de nuestro mundo desde unas atmósferas cuidadosamente definidas sin que nada quede reflejado de forma explícita: apenas juzga, sólo se dedica a preguntar, a dejar sobre la mesa cuestiones de modo que los personajes elaboren la imagen de un mundo que les desborda. Esta forma de proceder es en cierto modo perversa, pues los personajes de Capote están siendo observados desde una "cámara oculta" de narrador de la que ellos ignoran el carácter de fino estilete narrativo que sajará sus secretos. Gore Vidal detestaba el carácter de Capote y despreciaba este "paparazzismo" que a veces ejerce sobre sus personajes.

Capote aprende a crear atmósferas asfixiantes sin duda a partir de Poe y Hawthorne, dos escritores románticos americanos que fueron capaces de generar sensaciones angustiosas sin una palabra de más. La generación del suspense debía brotar de las conversaciones, de las inquietudes, de los pareceres, de las palabras de los personajes, de los miedos y de los silencios. A partir de ellas, el personaje debía quedar lo más desnudo posible, de modo que el lector pueda bucear en su intimidad desinhibida. Truman Capote actúa en cierto modo como un pornógrafo de hábitos, escondiendo sus anteojos de miope detrás de donde nadie debía haber mirado y traicionando de manera compulsiva a quienes le han abierto confiadamente sus mundos.

Capote sabe rascar sobre la superficie de los personajes a base de preguntas que a menudo brotan de una aparente proximidad moral o esa desinhibición propia y descarnada de la que hacía gala nuestro autor. Se trata de que el personaje se despoje de su ropa moral ante la cámara y exhiba allí todo el potencial de maldad o de ternura, o incluso la ausencia de conciencia de la que es capaz, la ausencia de restricciones a que puede llegar una conciencia aparentemente normal. El ojo de Capote se pone allí donde nadie ve. Capote es un paparazzi que se empeña en convertir en trasparentes los velos que cubren las inhibiciones. Su mala leche no tiene objetivo ni final. No tiene claro por qué despoja a los personajes, porque descose los hilvanes vitales que sostienen sus a menudo vagas creencias, pero sí es consciente de que "todo el mundo es capaz de casi cualquier cosa".

Desde esta premisa, la atmósfera será un arma explosiva en sus novelas. Todo es verosímil y uno es incapaz de tantear, de arriesgar a enjuiciar qué es ficción y que es real en sus historias. La restricción acaba estando de nuestro lado porque él no la usa jamás, en todo caso la sugiere.
La inhibición, parece pensar Capote, es una de las peores enfermedades de nuestro mundo,

De esa vena de ficción, que sugiere que detrás de cada ciudadano honrado puede haber un asesino en serie, detrás de cada honorable político un dandy irredento y un compulsivo cazador de donceles, detrás de cada arrepentido un mentiroso, uno puede seguir la estela de la realidad actual en la prensa rosa, el la política, en la de sucesos... Todo parecido con le realidad será sin duda alguna por culpa de la realidad misma.

Parece que tenemos Capote para rato, y que se está poniendo de moda de nuevo; estamos de suerte, a la película sobre su vida que tuvimos en los cines hace un par de temporadas, se añade el estreno de “Infamous”, se reedita la biografía escrita por Gerald Clarke y se ha publicado ‘Travesía de verano’ que Capote escribió a sus 19 años. Sin duda alguna, hay algo más que una "moda Capote"

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