martes, 16 de marzo de 2010

"Sueños en el umbral" de Fatema Mernissi




A la derecha, en el apartado del blog "Enlaces que nos interesan" podéis leer un reportaje que le dedicaron a Fatema Mernissi en El País el 5 de octubre de 2003 con motivo de la concesión del Premio Príncipe de Asturias junto a Susan Sontag, un encuentro que mantuvo con escritores y que fue editado por "El Mundo". así como una pequeña biografía...

Y para terminar os incluyo una serie de textos sobre Fatema Mernissi extractados de la web por su gran interés para comprender la obra., así como el enlace a su página web

Adelante con "Sueños en el umbral". Esta semana incluiremos una amplia guía de lectura.

HABLA FÁTIMA MERNISSI

MARRUECOS A TRAVÉS DE SUS MUJERES

«Es un conjunto de entrevistas elegidas por mí porque me gustan a mí, sencillamente. Es un libro lleno de subjetivismo. Los lazos afectivos que me unen a las mujeres entrevistadas son muy fuertes. Yo le he dado la palabra a las mujeres del silencio, las que se deslizan por la vida sin que nadie las vea o las oiga. Las que, antes y después de la independencia, se proletarizaron casi clandestinamente. (...) Yo he hecho emerger el silencio de las campesinas y obreras, mujeres trabajadoras de las que sólo se habla o aparecen en tiempos de elecciones. (...)
»Lo que me enseñaron esas campesinas, obreras, videntes... es que las mujeres populares, las mujeres proletarias de Marruecos, están más avanzadas que las intelectuales y universitarias como yo, en el sentido de que tienen una idea más igualitaria de los sexos. Ellas representan en realidad los pilares de la familia, alimentan al marido y a los hijos, y son más fuertes que los hombres. A esas mujeres nadie les regala nada, si comen algo es gracias a su propio trabajo. Y la idea de que no saben nada porque son analfabetas es errónea: todas tienen sus creencias, su visión de la vida, y saben muy bien en qué consisten las relaciones sociales».

Fragmentos de la entrevista con Driss Bouissef Rekab, El País (2/3/91)


EL MIEDO A LA MODERNIDAD: ISLAM Y DEMOCRACIA

«Cuando los europeos dicen que el islam no es compatible con la modernidad, ¿a qué islam se refieren: al de quince siglos de experiencias que abarcan desde Indonesia al Senegal, al de la modernidad del emir del Golfo, al del chófer del emir o al del emigrado palestino que trabaja para el emir? Creo que un musulmán sería un estúpido si no utilizase los beneficios que le reporta la modernidad: el teléfono, el fax, el ordenador, el coche; Jomeini utilizaba la casete; pero queda un espacio al que no llega esa modernidad: los derechos humanos. (...)
»Es imposible utilizar a Mahoma para cerrar el paso a la democracia. (...) si tomamos el período entre 622 y 632, el islam se muestra abierto a la igualdad entre hombre y mujer; éstas accedían a la mezquita y tenían el estatuto de discípulas del profeta. Si tomamos ese período es difícil hacer de la religión un instrumento que bloquee la democracia».

Entrevista con Francesc Valls, El País (12/6/92)


«Durante la guerra [primera Guerra del Golfo], los pueblos árabes han visto que los Estados no los representan, que la actitud de los gobernantes no tiene nada que ver con sus deseos y necesidades. La tragedia de esta situación, la gran pregunta, consiste en discernir qué es el Estado y qué es el pueblo en relación al Estado. (...) [la guerra] Ha sido el detonador del nacimiento de la democracia en el mundo árabe. Ha levantado el velo oficial. Se ha visto, a través de la CNN, lo que es un Estado árabe: un aparato divorciado de las masas, de sus peticiones, ineficaz (...); que gasta su dinero en armamento que no defiende a nadie, como se ha visto; y que resulta ridículo en el escenario internacional. (...) Resumiéndolo en una idea, la guerra del Golfo ha supuesto la desacreditación del Estado árabe.
»Durante la guerra, las mujeres de Argel, Túnez y Rabat fueron las que salieron a la calle para gritar en favor de la paz y la democracia, espontáneamente, sin seguir la órdenes de partidos ni gobiernos. (...) Terminada la guerra, se han organizado en un movimiento asociativo propio, desligado de los partidos políticos. (...)
»Así es, el integrismo no son (...) unos grupos de barbudos, es mucho más que eso. Es el dinero del petróleo, que los países explotadores ponen a su servicio para poder mantener su monopolio. Hay unas familias que están absorbiendo todos los beneficios del petróleo, que controlan las fuentes de energía y, para mantenerse, necesitan detener el proceso democrático. Eso explica por qué son asesinados quienes se manifiestan a favor de la democracia, como Farag Fuda, a quien mataron el 8 de junio en El Cairo. (...) En el mundo árabe se va a asistir a una liquidación sistemática de quienes reivindican la libertad y ponen en entredicho las monarquías del petrodólar».

Entrevista con Luis Mario Arce, La Nueva España (10/7/92)


EL MIEDO ES LA FRONTERA QUE SEPARA AL HOMBRE DE LA MUJER

«La palabra clave es la frontera y el miedo. Occidente tiene miedo al islam, los hombres tienen miedo de las mujeres. Contra esto se crean dobles barreras: el visado en la frontera que separa los del sur de los del norte. Y, dentro del Magreb, el espacio público, reservado a los hombres, del privado en el que se confina a las mujeres a la obediencia. (...) El transgresor ha de saltar tres obstáculos a la vez: la frontera del país, la de su diversidad cultural y la de clase inferior y reprimida.
»–¿Cuál es su propuesta?
»–Es tan tonta como simple. En vez de cerrar fronteras, pedir visados, armarse hasta los dientes y dar lugar al nacimiento de nuevos fascismos europeos, bastaría con invertir en educación. La educación de la mujer en el mundo árabe se ha revelado como el método anticonceptivo más eficaz. Allí donde ha fracasado la píldora gratuita, impuesta despóticamente en muchos casos y como tal rechazada, triunfa el control de la natalidad basado en la alfabetización y la cultura».

María Asunción Guardia, La Vanguardia (11/6/1992)


HAN DICHO DE FÁTIMA MERNISSI


UN MUNDO SIN MIEDOS NI FRONTERAS

«Si algo positivo han aportado los salvajes atentados del 11 de septiembre y la torpe y furibunda reacción estadounidense a los mismos es un renovado interés por el mundo árabe y musulmán. Muchos occidentales comienzan a descubrir con asombro que este universo –poblado por más de mil millones de personas y que se extiende desde Marruecos hasta Indonesia– es diverso y plural. En él existen numerosas tribus, etnias, naciones, lenguas, culturas, formas de vida, niveles de desarrollo político y socioeconómico, condiciones femeninas y hasta interpretaciones del islam. Algunas de estas interpretaciones –poco escuchadas en un Occidente que prefiere regodearse en sus tópicos sobre el fanatismo intrínseco de los musulmanes– sostienen, con el Corán y la figura de Mahoma en la mano, que desde el islam es posible alcanzar niveles de democracia e igualdad de los sexos equiparables a los alcanzados, a partir de la filosofía de la Ilustración, en el mundo de raíz cristiana.
»La marroquí Fátima Mernissi es de las que creen que las libertades no llegarán al mundo árabe y musulmán en la punta de los rifles, cañones y misiles de un Estados Unidos desacreditado por su belicismo, su doble rasero y su desprecio por los derechos humanos de terceros. En estos momentos las dos ocupaciones ilegales de tierras árabes –la de Irak por Estados Unidos y la de los territorios palestinos por Israel– solo alimentan el odio y la desesperación, contribuyendo a dar consistencia a los argumentos de los islamistas más radicales y a ampliar su cantera de reclutas. Mernissi, por el contrario, piensa que las libertades solo pueden germinar en el mundo árabe y musulmán desde dentro, y que el papel de Occidente en ese proceso debería consistir en apoyar de modo comprometido a las sociedades civiles que emergen en su seno. De lo que tiene sed la gran mayoría de musulmanes no es de sangre, sino de libertad, justicia, dignidad y paz.
»La entrega del Premio Príncipe de Asturias de las Letras a Mernissi es una buena ocasión para conocer su obra. Ediciones del Oriente y del Mediterráneo ha reeditado con este motivo tres textos de la socióloga marroquí. Uno de ellos, Marruecos a través de sus mujeres, sostiene que la alfabetización de las mujeres magrebíes, un proceso en marcha, es clave para que conquisten la igualdad de aspiraciones y derechos. De paso, subraya Mernissi, esa alfabetización reduce el crecimiento demográfico y contribuye a resolver a largo plazo el fenómeno de la emigración. En El harén político, Mernissi rechaza la lectura misógina que la gran mayoría de exégetas islámicos –hombres, por supuesto– han hecho de la vida y obra de Mahoma. Este texto presenta a Mahoma como un progresista para su tiempo en materia de condición femenina y da argumentos para luchar por la igualdad de la mujer sin salirse de la ortodoxia musulmana. Por último, Mernissi intenta, en Islam y democracia, desmontar la tesis que proclama la incompatibilidad entre esa religión y el menos malo de los sistemas políticos inventados por la humanidad.
»Mernissi, una enamorada de Las mil y una noches, suele contar la centenaria historia del iraní que soñó con “un mundo sin miedos ni fronteras”, en el que “lo extraño no hace sino multiplicar los reflejos y enriquecer hasta el infinito lo que somos”. Los musulmanes siguen soñando con aquel mundo, que el iraní llamó Simorg».

Javier Valenzuela, «Un mundo sin miedos ni fronteras», Babelia (18/10/2003)


FÁTIMA EN FEZ

« (...) el impacto de las nuevas tecnologías (...) en el mundo árabe y musulmán. Ese es el asunto al que consagra sus muchas energías desde hace tres años (...). “La televisión por satélite está destruyendo el monopolio del saber que detentaban las mezquitas y los palacios de los reyes y los presidentes, y está restableciendo el primigenio islam oral”, dice (...). “Lo que está pasando, y esto es de mucha mayor importancia para el futuro que cualquier fiebre terrorista coyuntural, es que los ciudadanos marroquíes y árabes están empezando a tener poder porque pueden comunicarse a través de móviles, Internet y las televisiones por satélite. Pueden comunicarse entre sí y con los extranjeros. Es lo que yo llamo ciber-umma: la comunidad virtual árabe, unida por una vieja lengua común, que hablan más de doscientos millones de personas, y por estas nuevas tecnologías liberadoras”. (...)
»De casi todas las viviendas de la medina (...) brotan antenas parabólicas. Esta es la gran novedad en la ciudad medieval, y lo que apasiona, (...) a Fátima (...). “Los canales informativos árabes vía satélite –dice– están creando una conciencia colectiva, una opinión pública árabe, una percepción común de los acontecimientos como los sufrimientos de los palestinos o la invasión y ocupación norteamericana de Irak”. (...) “El éxito popular de Al Yazira se basa, precisamente, en la libertad que tienen sus programadores, presentadores y reporteros, lo que les da una gran credibilidad”. (...)
»Hasta hablando de las nuevas tecnologías hace usted el vínculo con sus antiguos amores: Las mil y una noches, los sufíes... “Sí, el mundo árabe y musulmán entró en barrena cuando los poderes suspendieron el diálogo, impusieron una supuesta verdad única. Lo que las nuevas tecnologías introducen es la multiplicidad; ya nadie puede monopolizar la verdad. ¿Y qué era y es el sufismo? Pues la celebración de la diversidad. Para el sufí, el otro, sea un extranjero o una mujer, no es una amenaza. Al contrario. Ibn Arabi, que nació en Murcia en el siglo xii de la era cristiana, animaba a sus contemporáneos a mirar a los extranjeros como maravillosos reflejos de una misma divinidad. (...)
»“Abordamos un tiempo de perplejidad, pero la perplejidad, escribió Ibn Arabi, puede ser positiva porque crea ansiedad, y la ansiedad crea movimiento, y el movimiento es vida. Lo que no podemos hacer es quedarnos paralizados por el miedo ante la apocalíptica desaparición de nuestras fronteras familiares. Tenemos que abrirnos, tenemos que hablar”».

Javier Valenzuela, EPS (12/10/2003)




FÁTIMA MERNISSI, LA HIJA DEL HARÉN

«Diré en primer lugar que Fátima Mernissi, la escritora marroquí, es una persona indescriptible. Una vez sentado este importante punto, voy a tratar de describirla. Tiene 55 años y está guapa y joven, con el pelo corto, agudos ojos negros y una intensidad aturullante en su forma de reír, de hacer y contar. De cintura para abajo va vestida de occidental, con una falda larga de ante color vino; de cintura para arriba lleva una bonita blusa, inspirada en los diseños clásicos marroquíes, y un largo pañuelo tradicional, y collares étnicos, y un abigarramiento de colores exóticos. Sin embargo, la mitad superior de su cuerpo es delgada y activa, y, pese a su envoltura más oriental, ofrece un aspecto de mujer moderna y cosmopolita, mientras que de cintura para abajo la figura se le ensancha y espesa en unas opulencias primordiales, redondeces de matrona magrebí que anadea al andar. Quiero decir que Fátima es una persona centáurica, mestiza y desmesurada, movediza. […]
»¿Por qué el mundo islámico fundamentalista quiere encerrar a la mujer, por qué esta obsesión con el velo y con el harén?
»–Porque el harén es un código. Allí donde hay harén no existe la idea del espacio público, porque el espacio está dividido entre dos: el de las mujeres y el de los hombres. Pero no hay un espacio público, de manera que los ciudadanos tampoco existen; en ese sentido son como las mujeres, también están en un harén político; no pueden hablar, sólo el califa puede hablar. Por otra parte he investigado en los presupuestos de los califas y he descubierto que tampoco ahí hay un dinero público; es decir, no hay diferencia entre el dinero privado y el del estado, todo el dinero es del califa. Y lo que yo sostengo es que cuando las mujeres salen del espacio doméstico fuerzan a las sociedades árabes y musulmanas a enfrentarse a la idea del espacio público.
»–Y, por tanto, a la construcción de una sociedad civil.
»–Exactamente, cosa que va en contra de los poderes totalitarios. El islam fanático es un buen negocio que empezó en los años setenta: si querías lanzar mensajes fanáticos, podías encontrar muy fácilmente una editorial que los editara, sostenida por dinero saudí. Y Occidente conocía esto, pero estaba en contra de la democracia en el mundo árabe, porque la democracia nos identificaba como aliados del comunismo. De manera que los occidentales permitían y fomentaban el integrismo. Hay muchos hombres y mujeres progresistas en el islam que dicen: “Oh, ¿por qué tenemos que hablar de religión?; deberíamos, simplemente, defender nuestros derechos.” Pero yo personalmente no sé por qué debo dejar todo eso en manos de los fanáticos.
»–Ya sé que es usted una autoridad en estudios coránicos.
»–Yo estudié Sociología en la universidad, pero cuando regresé a Marruecos en los años setenta me di cuenta de que, más que hacerme experta en mi trabajo, lo que necesitaba primero era defender mis derechos a estar plenamente en ese trabajo, y para ello era necesario volver a los textos coránicos. Y estudié los textos, y al final dije: me estáis diciendo que no tengo derechos, pero no es verdad, porque yo he leído el Corán y sé que el Profeta fue un hombre feminista y muy progresista para su época.
»–Eso es lo que sostuvo usted en su libro El harén político, que fue prohibido en Marruecos.
»–Sí, les puso furiosos; es el único libro prohibido que hay en Marruecos. Pero lo han publicado en muchos otros lugares, como en Siria, y a mucha gente musulmana le parece muy sensato que diga que el Profeta es feminista. Y lo curioso es que la escuela nacionalista a la que yo fui de pequeña, que fue la primera escuela que hubo para mujeres en mi país, fue abierta por las autoridades religiosas nacionalistas, porque entonces, en los años cuarenta y cincuenta, estas autoridades estaban a favor de la liberación de las mujeres, ya que pensaban que la única manera de luchar contra el colonialismo era sacar del analfabetismo a la mitad femenina de la población, para que sus hijos fueran también inteligentes y bien educados.
»–Ustedes se independizaron de los franceses en 1956. ¿Los líderes religiosos cambiaron de idea respecto a la mujer después de aquello?
»–Lo que sucedió es que cuando regresé a Marruecos en los años setenta, los norteamericanos y las democracias liberales europeas estaban haciendo sus negocios con Arabia Saudí para conseguir el petróleo y… ¿Tú sabías que los israelíes financiaron al grupo terrorista musulmán Hamás?
»–Algo he leído, sí.
»–Pues sí, los financiaron. El profesor Richard Dekmegian, un experto en Oriente Próximo que fue asesor de los presidentes Reagan y Bush, explicó en noviembre de 1994 al semanario Al Ahram que, en la época de Nasser, Estados Unidos dio apoyo directo a los Hermanos Musulmanes. Que Occidente estaba convencido de que el islam era el arma para luchar contra el comunismo; que el Gobierno israelí del Likud favoreció a principios de los ochenta el nacimiento de Hamás… La estrategia consistía en fomentar el fundamentalismo como una manera para detener el desarrollo de la sociedad civil en los países árabes y mantener así el control del petróleo. Occidente ve hoy el fanatismo musulmán como algo ajeno y externo, pero yo digo: vosotros lo habéis financiado. ¿De qué otro modo ibais a conseguir el petróleo al precio que lo habéis conseguido? Para mí, el fanatismo integrista es un fenómeno occidental. Porque en realidad el islam humanista está ahí, nosotros tenemos gran tradición democrática y humanista; ese islam está por todas partes y es una fuerza que cuenta con una enorme vitalidad; ahora mismo hay un increíble empuje de los movimientos democráticos y de mujeres en todo el mundo musulmán, aunque en los periódicos occidentales sólo se hable de los integristas […]».

Rosa Montero, «Fátima Mernissi, la hija del Harén», El País Semanal, s.d.

LOS DÉSPOTAS Y EL ISLAM

«“El islam se presenta en nuestro días como el bastión del despotismo fanático, donde la razón no tiene lugar. Yo quiero dibujar una imagen más matizada del islam”.
»“El obstáculo a la democracia no es el islam, sino su utilización por los déspotas para dar una legitimación sagrada a su barbarie”. “Declarar que el individuo y su libertad son supremacías ineludibles”, añade, “no es exclusivo de Occidente. Es el individualismo occidental, feroz y desvinculado, lo que Oriente teme”».

«La frase», José Antonio Marina, El Mundo (11/5/2003)

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