ENTREVISTA: ANTONIO TABUCCHI Escritor
"Vivimos el presente absoluto"
J. M. MARTÍ FONT - Barcelona - para EL PAÍS, 16/03/2010
"La novela es como una casa que cierras con llave cuando te vas. El cuento es como un apartamento alquilado. Puede que vuelvas y hayan cambiado la cerradura". Antonio Tabucchi (Vecchiano, 1943) ha escrito un delicioso libro de cuentos, El tiempo envejece deprisa (Anagrama / Edicions 62), y ayer clausuró el ciclo Pensar el futuro en el Centro de Cultura Contemporánea de Barcelona (CCCB). Además, está a punto de salir a la calle El paso de la oca (Anagrama) una recopilación de artículos en la que destripa el presente.
El tiempo envejece deprisa es un homenaje a Nine stories, de J. D. Salinger, "el libro de cuentos más bello del siglo XX". La mayoría transcurren en Europa del Este, en países que se "quedaron congelados", regresaron "con otro calendario" y viven en la nostalgia, no necesariamente de un pasado mejor, como la del judío rumano que, desde Israel, añora su pasado bajo la dictadura de Ceausescu.
Pregunta. En El paso de la oca, hay una dedicatoria a Susan Sontag en la que recuerda que ambos planeaban escribir "sobre los payasos que guían la suerte del mundo". ¿Qué payasos?
Respuesta. La idea del payaso es de Norman Manea, de su libro Payasos. El dictador y el artista (Tusquets). Se basa en los dos payasos clásicos: el blanco y el augusto. El segundo es el artista y el primero el dictador. Manea lo aplicaba a Ceausescu, pero es el símbolo de algunos personajes poderosos que en los últimos años han guiado la suerte del mundo.
P. ¿Estamos ahora peor gobernados que en el pasado?
R. No. Este payaso es un payaso universal, eterno, e inmortal. Desde los payasos que nombraban senador a su caballo hemos tenido muchos payasos en la historia. La idea que queríamos desarrollar con Susan es que podemos entender el payaso en un contexto totalitario, pero el problema es cuando el payaso se produce en democracia.
P. Define sus artículos como "noticias desde la oscuridad que estamos atravesando". ¿Hay luz al otro lado del túnel?
R. Hoy tengo que hablar del futuro. El futuro es una casualidad y en ningún modo es proyectable. En lo que a mí respecta, desde un punto de vista kantiano, el futuro existe en tanto que incluye el pasado. En este momento estamos viviendo un presente absoluto, eterno, y en este presente no veo mucha luz. Veo mucho ruido y mucha oscuridad. No tengo una bola de cristal. El futuro lo predicen los teólogos y los políticos, que repiten eso de: construyamos el futuro.
P. ¿Nos engañan los payasos?
R. Keynes decía que lo inevitable no sucede nunca y otros piensan que lo inesperado tampoco. Hay una confusión de roles. En nuestra sociedad occidental teníamos el periodo del año normal y después el carnaval. Durante el carnaval, los roles se cambiaban y el pueblo se convertía en el payaso, pero con una fuerte carga simbólica. El problema es que hoy en día, Berlusconi, por ejemplo, es al mismo tiempo el dictador y el payaso. Si el poder hace también el carnaval, ¿qué le queda al pueblo? Nada, el papel del espectador.
P. En medio del desierto de la realidad, ¿detecta algún pensamiento que explique el presente y pueda cambiar la realidad?
R. El pensamiento debe estructurar una realidad y exprimir un deseo, una invocación, una evocación. Creo que la única cosa que actualmente puede nutrir una corriente de pensamiento es la ciencia, con toda la ambigüedad que la ciencia presenta. Es curioso que lo diga yo, que soy un escritor, pero la ciencia tiene algo de seguro porque es experimental. Debemos observarlos y controlarlos, pero los científicos, por lo menos, explican el funcionamiento del mundo en términos reales, es decir, de la costra del mundo. Me viene a la mente Martin Luther King que sale a una ventana y dice "I have a dream" [tengo un sueño]; el pensamiento expresado con la palabra. En la ventana de enfrente hay un señor que también tiene un sueño y además un fusil. Y gana.
P. Pero Luther King también ganó. La lucha por los derechos civiles se impuso.
R. Es reversible. En Italia, por ejemplo, este año la Liga Norte organizó unas navidades blancas. Literalmente. Sus militantes salieron a la caza del negro y no dejaron que los negros vieran el cielo. No olvidemos que el fascismo es un invento europeo. Tenemos la patente. Lo inventó Mussolini en 1922 y tuvo mucho éxito. En Italia está en el Gobierno un partido como la Liga Norte, que es declaradamente racista.
Antonio Tabucchi: “Europa está más vieja que nunca”
Escritor de prestigio internacional, Tabucchi es, además, un autor preocupado por la política. En este diálogo presenta “La oca al paso”, su nuevo libro de artículos: una mirada cruda sobre la realidad europea y sobre Italia, donde “el aire es irrespirable”.
POR HECTOR PAVON - para REVISTA Ñ de cultura (argentina, Diario Clarín--hpavon@clarin.com
Hay un mundo que Antonio Tabucchi ama. Y hay otro que detesta y lo angustia, lo lacera. En el primero de ellos, en la altura, reinan la literatura, la política, las ideas y, en el otro, más bajo, habitan los monstruos de sus pesadillas que lo incitan a escribir casi violentamente, con la sangre en cada letra trazada a mano. En 2006 publicó en Italia un libro que llegó recientemente a nuestro país: La oca al paso. Noticias desde la oscuridad que estamos atravesando (Anagrama). Allí, precisamente, describe el mundo oscuro, por el que siente vergogna, el de los gobiernos corruptos, del terrorismo, de la corrupción, del consumismo. “La verdadera vida está en otra parte”, escribe Arthur Rimbaud y lo recupera Tabucchi para graficar lo que está describiendo como mundo bajo, el lugar donde no desea estar. Tal vez esa búsqueda constante lo lleve de Toscana a París y luego a Lisboa, capital del país que le ha obsequiado la nacionalidad, Tabucchi no termina de aceptar la época italiana que le tocó vivir. Tampoco la europea.
Es un escritor necesario. Borges y Pessoa están en su altarcito literario compartido con otros, claro, pero ellos ocupan un lugar destacado. Sostiene Pereira, La cabeza perdida de Damasceno Monteiro, Nocturno hindú lo mostraron como un novelista distinto, tan fino como comprometido políticamente y férreo opositor de los totalitarismos. Pequeños equívocos sin importancia y el reciente El tiempo envejece deprisa lo situaron como un cuentista impactante; Dama de Porto Pim como un viajero con dotes de narrador pintor; y La gastritis de Platón, junto con los innumerables artículos periodísticos que publica en varios diarios del mundo, lo ubicó como un ensayista incisivo y esclarecedor. Su pasión por Portugal es tal que escribió Réquiem en portugués y recibió de manos del gobierno de ese país la nacionalidad como regalo. Allí fue candidato a legislador por un pequeño partido en las elecciones europeas de 1995.
La oca al paso está dedicado a “la memoria de mi amiga Susan Sontag, de los días en los que proyectábamos hacer a cuatro manos un libro de este tipo, sobre los payasos que guían la suerte del mundo”. Se refería a la idea del payaso de Norman Manea que había delineado en su libro Payasos. El dictador y el artista basado en dos modelos: el blanco y el augusto; el primero es el dictador y el segundo, el artista. Manea lo explicaba a Ceaucescu. Con Sontag, querían desarrollar la idea de que podemos entender al payaso en un contexto totalitario, pero, claro, el problema aparecía cuando los payasos eran protagonistas en democracia... De esos y otros payasos habla en este libro donde, al fin de cada capítulo, abre el juego para seguir leyéndolo de acuerdo con lo que indique el dado. La clara reminiscencia de Rayuela de Cortázar es inevitable. Desde Italia, con las intermitencias de una comunicación que se cortaba permanentemente, Tabucchi habló de la oscuridad contemporánea. De todos modos, prefería reírse de los cortes telefónicos y burlarse de los servicios de inteligencia que no estaban contentos con sus declaraciones.
-Ha estructurado este libro como el juego de la oca...
-Sí, efectivamente.
-¿Se divirtió haciéndolo?
-No demasiado. Es un juego aparente. En realidad era para mostrar que en el fondo tout se tient, todo es como una tela de araña, es la realidad que nos rodea. Y a veces, pensamos en un hecho que sucede y que tiene relación con otro; en suma, es la vieja historia del aleteo de las alas de la mariposa. Como decía Pasolini, las cosas están conectadas entre sí. Y lo importante es tratar de mostrar el entrelazamiento de los hilos que está detrás de la alfombra. Naturalmente, las combinaciones pueden ser también distintas, pero las cosas están siempre sujetas una a la otra. Es decir, si cae una bomba en Bagdad es porque una mariposa aleteó en Washington, en definitiva. Eso es obvio. Pero a veces es algo en lo que no se piensa. Lo importante es tratar de comprender la conexión de las cosas. Naturalmente, muchas veces mi idea puede ser arbitraria. Pero no tiene importancia. Yo indico los caminos al lector y puede construirse el juego del mundo como hizo Cortázar con Rayuela. Sólo que aquí los hechos son reales.
-Ha dicho varias veces en los últimos tiempos que Italia vive la dictadura de la palabra. ¿Todavía lo percibe así?
-Quizá más todavía. Tal vez usted sepa que recientemente estuvo Gadafi en Italia. También he leído en los diarios portugueses que, en breve, algunos exponentes del gobierno portugués tratarán de firmar acuerdos económicos con Libia. En suma, los hechos están de nuevo todos unidos. Y en este momento, lo que le interesa a Berlusconi en Italia es que se sepa lo menos posible. Y como usted sabe, hay una ley, llamada “ley mordaza sobre los medios”, que él intentaba hacer sancionar. O sea que todo está relacionado. Si la prensa consigue dar a conocer cuántos negocios de miles de millones de euros estableció Berlusconi con Gadafi resulta fastidioso para él. Mejor que no se sepa. Pero la dictadura de la palabra es algo muy especial porque es sabido que no hay necesidad muchas veces de la ley mordaza porque la prensa italiana piensa por sí sola en ponerse la mordaza. Esto por ejemplo, salió a relucir de manera clamorosa recientemente. Un periodista independiente que cubre el área de información general descubrió que el presidente del Senado Renato Schifani fue indagado por asociación mafiosa tres veces e incluso reprodujo la fotocopia de la fiscalía de Palermo donde se ve que fue indagado y que después se archivó. Esa noticia no la difundió nadie. En cualquier país democrático libre, en la prensa libre, una noticia de ese tipo sería clamorosa. Ni el diario La Repubblica, ni Il Corriere della Sera lo han destacado. O sea: no hay necesidad de censura si alguien se autocensura. ¿Entiende?
Se corta la comunicación por primera vez...
-¿Y cómo se sienten los intelectuales italianos en este contexto?
-Ah, no sé. Yo puedo responder por lo que a mí respecta, en definitiva. Por lo tanto, no lo sé. Furio Colombo escribe su desazón sobre el hecho cotidiano. Es un parlamentario, está muy incómodo. Yo trato de estar lo menos posible en Italia porque el aire es irrespirable, en definitiva. Está pútrido ese país. Podrido.
-¿Tanto?
-Sí, podrido. La corrupción, la mafia, las empresas, los servicios secretos. Todo está podrido.
-Entonces, y aunque su libro es de 2006, ¿todavía cree que estamos atravesando la oscuridad?
-Está más oscuro que en 2006, en lo que se refiere a mi país, ya es de noche, completamente...
Segundo corte.
-Te estaba diciendo que me parece que la situación empeoró en el sentido de que ese libro, lamentablemente, ya fue superado por los acontecimientos. Lo que ha pasado últimamente es mucho más grave de lo que yo preveía. Por ejemplo: se ha descubierto que el estado italiano hizo acuerdos con la mafia hace algunos años y eso se había mantenido oculto. Esto lo ha revelado Massimo Ciancimino (hijo de un alcalde mafioso de Palermo). Y algunos políticos se vieron obligados a admitirlo. Se descubre que el senador Marcello Dell’Utri, fundador del partido Forza Italia y gran amigo de Berlusconi, es condenado en segunda apelación por asociación externa a la mafia, en suma, por colaboración externa de asociaciones mafiosas. Se descubren lazos entre las asociaciones criminales y la política que dan terror. El clima es de una especie de cacería de personas, la agresión es muy fuerte, hay muchachos que fueron enviados a la cárcel y que después murieron... No se entiende bien cómo ni siquiera se llega a hacer una investigación. Y se descubre que la cúpula de la policía ordenó el asalto durante el G8 de Génova en 2001 cuando hubo chicos que fueron torturados: todos los acusados fueron condenados por el tribunal a penas muy altas y de todos modos el gobierno de Berlusconi le confirmó su confianza. O sea que el clima se ha deteriorado de una forma espantosa. Por desgracia, mi libro, debo confesar, no es actual. La realidad me superó.
-¿Y entonces cuál es la situación de los jóvenes? ¿Tienen una idea del futuro en este contexto?
-Ah, no lo sé. Se lo estás preguntando a una persona vieja y no tengo idea del futuro. Imaginémonos los jóvenes, pobrecitos. Tienen que estar muy perdidos en una situación de este tipo. Hay una gran desorientación entre ellos, entre otras cosas porque no tienen puntos de referencia. Y además, si pensamos que Italia que tiene a Berlusconi desde hace 16 años... Ellos no han conocido otra Italia que la de Berlusconi, con sus valores, que son el dinero, las mujeres, las putas, los autos de lujo, las mujeres estúpidas…
Tercer corte... Tabucchi deja el teléfono fijo por el celular.
Ah, se pierde la línea… ¿Escuchaste lo que dije?
-Repítamelo, por favor.
-Estos jóvenes eran bebés cuando llegó Berlusconi. ¿Y cómo decirlo? Los ideales culturales que aportó Berlusconi, son los del dinero, de las putas. Esas son las imágenes que Berlusconi dio a los jóvenes italianos. Los que no fueron al exterior, que no conocieron otros países que no tienen posibilidad de lectura piensan que el mundo es eso.
-¿Pero hay un interés por saber lo que pasa fuera de Italia? En la cultura por ejemplo.
-Es que todavía hay muchas fronteras. En sentido cultural. Hay que saber hablar idiomas. Quizá los jóvenes privilegiados sí puedan hacerlo, los estudiantes universitarios. Y ésa no es la gran masa...
-Entonces, fuera de Italia, ¿usted cree que líderes como Obama tienen capacidad para cambiar el modelo cultural económico, hacerlo más humano?
-Mira, yo observo una cosa. Esta Europa en la que vivo es muy hostil con Obama. Esta Europa amaba mucho a George Bush, a José María Aznar, a Silvio Berlusconi, a Tony Blair...
Cuarto corte...
-Pareciera que hay gente que no está muy contenta con esta conversación...
-¿Con esta conversación? Sí, quedáte tranquilo, son los servicios de inteligencia. Nos están interrumpiendo constantemente. Te estaba diciendo que esta Europa en la que me encuentro todavía es la de antes. Está igual. Cambió Estados Unidos, pero Europa sigue siendo la misma. Yo estoy encontrando una gran hostilidad con respecto a la política de Obama. Esta sigue siendo la Europa que amaba a Bush. Tony Blair no está más pero quedó su influencia; Berlusconi todavía está; Aznar no está más pero hay una fuerte herencia en España; a Europa no le gusta Obama, es muy hostil con él, se percibe. Ninguno de ellos fue a Washington a hacer una visita. Además, esta Europa está defendiendo los grandes intereses económicos de los bancos y de las altas finanzas. O sea que la política económica de Obama es contraria a la Europa actual. Además, la administración Obama ve con malos ojos que Italia, y Francia tengan relaciones comerciales y militares con Libia y Gadafi. En 2007, Sarkozy fue el primer…
Quinto corte. Tabucchi retoma la comunicación por el teléfono fijo.
-En 2007, Francia con Sarkozy fue el primer país europeo que recibió a Gadafi. Ahora están expulsando a los gitanos, pero la carpa de Gadafi fue levantada en los jardines de los Campos Elíseos. O sea que hay nómades y nómades para Sarkozy porque esa carpa del coronel Gadafi no tenía los objetos pobres de las carpas de los gitanos, tenía miles de millones. Para darte una idea, Francia con Sarkozy facturó 10.000 millones de euros con el coronel Gadafi al venderle 14 o quizá más aviones de caza Rafale, cerca de 20 helicópteros de combate y dos reactores nucleares oficialmente para hacer desalinización. Pero nunca se sabe qué uso pueden llegar a tener esos reactores nucleares. Estos intercambios de armas, no creo que le agraden mucho a la administración Obama. A su vez, Italia firmó un tratado de amistad con Gadafi por el cual se establecen relaciones privilegiadas en lo que se refiere a la provisión de gas y petróleo. A cambio, Gadafi organizó campos de, cómo decirlo, accoglienza entre comillas, para los ciudadanos que huyen de Eritrea y Etiopía donde hay un dictador. Eritrea es un país muy amigo de Gadafi, sus ciudadanos, en esta situación, tendrían derecho a tener asilo político en Europa. Ellos llegan a las costas de Libia y Gadafi los manda a los campos. Son campos de concentración, esencialmente. Libia, nunca firmó el Acuerdo de Ginebra para los refugiados pero está creando una serie de campos para refugiados y rechaza la visita de los observadores de la ONU porque no quiere injerencias internas. En suma, la situación me parece en el límite de lo soportable.
-También hace hincapié en las discusiones sobre el franquismo que se debaten en España. ¿Por qué cree que hoy se vuelve a discutir el franquismo?
-Más que nada, se encuentran cadáveres. Cerca de Burgos, hace poco, encontraron una nueva fosa común, España verá qué hacer en este momento. He visto que lamentablemente y gracias a una ley extraña, Baltasar Garzón, un gran fiscal de la república, fue obligado a callar. Por lo tanto, evidentemente ya es muy difícil trabajar sobe la memoria. Desde el punto de vista histórico, incluso si las familias de las víctimas reclaman saber la verdad.
-¿Usted cree que se puede revisar el pasado, pensar el futuro o que solamente se puede vivir el presente?
-El presente como entidad temporal sin el futuro, y sobre todo, sin el pasado, no existe porque mientras estamos hablando el tiempo pasa. No existe el instante inmóvil, o sea que vivir el presente no tiene ningún significado. El presente existe si se inserta entre el pasado y el futuro. El tiempo es una trinidad y por ende un mundo que vive sólo el instante fugaz del presente es un mundo peligroso, muy peligroso.
-¿Cuál es el valor de la verdad para los pueblos y para los gobernantes? ¿Es un valor importante, en este momento, la verdad?
-No lo sé. Quizá sea una imagen que pueden poner en sus billetes de banco. La verdad para los gobernantes son los billetes de banco.
-Y entonces, ¿podemos pensar que la TV construye una verdad, la verdad de la gente?
-La TV construye lo que le parece. Lo que quiere la TV, es lo que construye. En Italia construye mierda, si puedo usar una palabra explícita...
-La televisión colabora con la producción del pensamiento lapalissiano... (ver “Así escribe”)
-En este momento los medios, la televisión, suministran tan pocas noticias, que una cosa evidente se torna misteriosa. Ya no se sabe si el agua está húmeda, en suma. Hace falta un consejo de ministros para establecerlo.
-En esta situación mundial de la que estamos hablando, ¿cuál es para usted el lugar de América Latina?
-Eso es algo que saben ustedes mejor que yo. Hay tendencias populistas que asustan en algunos países de América Latina. El populismo es una tentación a la que América Latina siempre cedió un poco, digamos. Y al mismo tiempo, hay rebrotes de la derecha en otros países, en suma. Al mismo tiempo creo entender que hay grandes cambios en grandes países como Brasil, etcétera. Pero habrá que esperar. América Latina depende mucho, y siempre dependió de lo que es la política europea y la política estadounidense. Siempre hay una interdependencia. Pero todo es muy extraño en este momento. Es difícil evaluarlo. Si Lula va a visitar a Ahmadinejad a Irán es porque va a hacer negocios y va con la misma desenvoltura con la que iría un dirigente no democrático. El mundo de hoy, en este momento histórico, depende mucho del dinero. Quizá nunca ha sido tan fuerte la influencia del dinero sobre las conciencias, sobre las morales, sobre la política, sobre todo. Hoy es el momento del dinero. Más que nunca.
-Usted escribió que la primera vez que a Europa la llamaron vieja fue en 1909. Entonces, ¿Europa es vieja?
-Hoy está más vieja que nunca. La veo realmente vieja.
-Pero entonces, ¿dónde está lo nuevo?
-Es difícil saberlo. Yo creo que es viejo el hecho de que periódicamente Europa deja aflorar un microbio, que evidentemente forma parte de Europa porque lo inventamos nosotros, que se llama fascismo. Está adormecido unos años y luego vuelve a aflorar. Y cuando aflora, todo huele a una vejez espantosa. Y en este momento –cuando hablo de fascismo, hablo de una manera muy simplificadora. Pero hay nuevamente vientos racistas, se vuelve a ver en los gitanos el peligro de la sociedad, después se pasará a los judíos, después a los árabes, después a los homosexuales, después a los intelectuales, después a los disidentes políticos. Es una vieja historia. Pasó hace nada más que 60 años, ¿ya lo olvidaron? ¿Se olvidaron de que en Auschwitz quemaron por lo menos a 500.000 gitanos? Deberían tratar de resolver sus problemas. No son tantos, es un pequeño pueblo. Pobrecitos: son feos, sucios y malos como la película de Ettore Scola. Pero ellos no son el peligro del mundo. Al contrario, merecen el respeto aunque sea por el hecho de haberlos quemado. Y en cambio, de nuevo, en Francia, en Italia, el peligro máximo para estos países son los gitanos. Pero, francamente… No nos parece que sea vieja esa historia.
-¿Está escribiendo? ¿Sobre qué está trabajando actualmente?
-Estoy por publicar un libro de viajes. Son los viajes que hice en mi vida, los que me acordaba y sobre los que me parecía que tenía sentido publicar. Fueron importantes porque me hicieron descubrir el mundo, porque me enseñaron muchas cosas. Entonces los reuní a todos. Algunos ya habían sido publicados, otros no, eran inéditos. Es el libro que publicaré como si fuera un álbum de fotos en el fondo. Porque cada viaje es una época, un momento, una estación, etcétera. Está a punto de salir. Se llama Viaggi e altri viaggi (Viajes y otros viajes).
-Pero en ese libro falta la Argentina...
PERFIL: EL RINCÓN
Antonio Tabucchi, con la casa a cuestas
El italiano es la patria portátil del escritor, que guarda miles de libros en la vivienda de su infancia en la Toscana
LUCIA MAGI para EL PAÍS, 31/10/2009Sostiene Antonio Tabucchi que lleva encima su casa, la puede esconder en el bolsillo de la americana y sacarla cuando más le complace, no necesita buscarla en un lugar preciso del mundo. Sostiene Tabucchi que su patria es portátil, sin peso alguno: es el italiano, el idioma en que piensa, sueña, escribe. Cabe imaginar entonces que el amplio escritorio de madera que domina su apartamento en el norte de la Toscana, con libros, papeles y una tacita de café humeando, sitiado por estanterías repletas hasta el techo, podría encontrarse igual de cómodo en su estudio de Lisboa o asomarse a un elegante bulevar parisino. En la campiña de Pisa, entre mar y colinas de mármol, el escritor italiano conserva la vivienda de su infancia, su "casa-madre". Sin embargo, pasa gran parte del año entre la capital portuguesa y la francesa. "Nací el 24 de septiembre de 1943. Aquella noche los americanos empezaron a bombardear Pisa para liberarla de los nazis. Mi padre, subido en una bici, nos trajo a mi madre y a mí hasta aquí, donde vivían los abuelos". Esta casa es un refugio, entonces como ahora, el lugar donde resucitar recuerdos, un sabor o un libro. Aquí guarda la mayoría de sus volúmenes. "Hay varios millares", dice entornando ojos y brazos: están en cada rincón, sólo la cocina se salva de la pacífica invasión. Estos libros, junto a las fotos de su mujer, hijos y nietos, vigilaban sus espaldas cuando escribió Sostiene Pereira (Anagrama, 1994), la historia del anciano periodista con predilección para las esquelas que le proyectó hacia la fama internacional, le valió un Premio Campiello, un Jean Monnet de la Literatura Europea e inspiró la película de Roberto Faenza con Marcello Mastroianni.
Narrador, ensayista, traductor -sobre todo del amadísimo Fernando Pessoa-, acaba de publicar Il tempo invecchia in fretta (El tiempo envejece deprisa, que Anagrama publicará en España en primavera). Cinco años después del monólogo Tristano muere, Tabucchi vuelve a investigar el límite de la vida. Los personajes, todos bastante mayores, miran hacia atrás, intentan sintonizar los recuerdos sobre algo que dé sentido a su existencia. Viven en nueve intensos cuentos, el formato literario más propio de una prosa que persigue la evanescencia del tiempo, su rebobinarse y romperse. Como ocurre en una vieja casa. Con un guiño pícaro y gentil, el escritor señala la dedicatoria de Rafael Alberti en la primera página de un libro, un retrato de Pessoa colgando de la pared, un esbozo del viñetista Tullio Pericoli, una caja de lata, regalo del hijo, un loro de madera, su fetiche. En cada cosa vigila un recuerdo, sostiene Tabucchi.
ENTREVISTA: Antonio Tabucchi Escritor
"Una vida no se escribe, se vive"
OCTAVI MARTÍ - París - para EL PAÍS, 12/10/2004
El escritor italiano Antonio Tabucchi reflexiona sobre sus difíciles relaciones con la novela coincidiendo con la publicación de su nuevo libro, Tristano muere, en el que destaca la importancia de la oralidad al tiempo que hace un repaso ácido de la historia de los últimos 50 años. El autor descifra asimismo el papel de los escritores en un mundo en el que los gobernantes quieren hacer felices a los pueblos a la fuerza.
Tristano muere es el nuevo libro de Antonio Tabucchi (Vecchiano, Italia, 1943). Su historia es la de los últimos días de vida de un héroe -Tristano- que quiere dejar las cosas claras antes de morir y se confiesa a un escritor para revelarle el sentido y la complejidad de hechos que habían sido descritos antes de manera maniquea. Es también una nueva investigación sobre las formas del relato. Tabucchi fue galardonado la semana pasada con el Premio de Periodismo Francisco Cerecedo, convocado por la Asociación de Periodistas Europeos. Su nuevo libro acaba de salir a la venta en España publicado por Anagrama, en castellano, y en catalán, por Edicions 62.
Pregunta. Usted desconfía de la novela como género, de las obligaciones que comporta.
Respuesta. El libro lleva como subtítulo Una vida y no "novela". Hace ya muchos años que mantengo una relación difícil con la novela, no sé si es ella la que me esquiva o si soy yo el que no quiere encontrarla. En cualquier caso, "una vida" no sigue un orden lógico, sino que es una serie de acontecimientos. Para el narrador, lo importante es comprender la significación de los mismos, pero no quiere perder el tiempo hilvanándolos. Al escritor al que le cuenta su vida se la ofrece como el material rodado de una película y se desentiende del trabajo de montaje, que deja en sus manos. Para Tristano, una vida no puede contarse y ve al escritor como un tipo arrogante, como alguien que cree poder capturar a esa bestia selvática que es la vida y encerrarla en unas páginas. Una vida no se escribe, se vive.
P. Tristano muere parece un libro pensado más para ser escuchado que leído.
R. Hay una voz que habla y un escritor que escucha y que no soy yo sino un personaje. He privilegiado la oralidad, quería reproducir ese flujo verbal... He escrito tres versiones del libro, la última después de haberlo dado por acabado, y sobre esa última versión escrita aún hay cambios que los filólogos no encontrarán nunca porque son modificaciones surgidas de decir el texto en voz alta. Me lo sabía de memoria. Para Tristano, la voz ha de tener un estatuto superior al de la palabra escrita. En los mitos antiguos siempre es la voz la que tiene el poder, ya sea en el mito de Orfeo, en las referencias a los oráculos o en la idea de que "al principio fue el verbo". La voz está viva, se dice de viva voz cuando alguien quiere que le escuchen, ya sea el Papa o un presidente de la República. La voz es fisiológica y biológica, la escritura es mineral.
P. La vida de Tristano es un repaso crítico y desengañado de más de 50 años de historia.
R. Pero el desengaño o desánimo no está en el origen: cuando él lucha como partisano no sabe que todo va a acabar desembocando en Berlusconi. Él combate por un mundo ideal, cree en la democracia, pero luego ésta resulta que no es tan ideal como la soñaba. Y Tristano, en la medida en que agoniza, en que habla a menudo bajo los efectos de la morfina, es alguien que ya no tiene por qué mentir. No es como esos escritores que, una vez muertos, aún quisieran corregir ciertos detalles de su vida o de la lápida de su tumba. Tristano sabe que Italia no ha conocido una catarsis respecto a su pasado, que es un país que ha vivido en la ficción de que el fascismo era minoritario, cuando la realidad es que todo el país estaba detrás de Mussolini, exceptuada una aristocracia obrera e intelectual. En España, la República se enfrentó al fascismo y ese enfrentamiento desembocó en una guerra civil. La República fue derrotada, pero nunca se entregó de cuerpo y alma al fascismo. En Italia, la sociedad es muy hipócrita, vive de espejismos. Hoy nadie dice haber votado a Berlusconi, pero ganó las elecciones. Italia sigue presentando el periodo 1943-1945 como una sublevación antifascista sin arrepentirse de lo que antes hizo en Libia, Abisinia, Albania o Grecia. El caso de Grecia es especial porque nuestra invasión es una doble violación, puesto que al mero hecho de agredir a un país, se le suma el hecho de que Grecia sea la madre de nuestra civilización.
P. Usted cita a Paul Celan y a Adorno para referirse a la dificultad de escribir en el siglo del holocausto.
R. Hay alemanes que han vivido con el peso de la vergüenza de lo que hizo su país pero han seguido escribiendo en alemán. Paul Celan sufrió persecución, vio cómo mataban a su familia, pero él siguió escribiendo en alemán, se sirvió del idioma como vehículo de cultura. Mi lengua es mi patria y yo hablo en italiano, como Mussolini, pero lo único que comparto con él es el idioma. Las banderas o los himnos no me interesan, sólo me identifico con el idioma. Uno puede sentirse a gusto manejando otras lenguas, considerar que son hospitalarias, pero no por ello te sientes en casa. Respecto a la posibilidad de escribir poesía después de Auschwitz, creo que Primo Levi ya ha demostrado que sí es posible una vez se ha escrito con tanta exactitud sobre Auschwitz.
P. El desánimo de Tristano sobre el mundo va acompañado de un cierto escepticismo sobre el papel de los escritores.
R. Claro. De entrada, quiere corregir la biografía novelada que el escritor escribiera años antes sobre él en tanto que héroe. Quiere mostrarse bajo otra luz, dejar un universo de buenos y malos, demostrar que el mismo héroe puede ser un bellaco. Eso es difícil en el mundo de Berlusconi o de Blair y Aznar, de gente que miente continuamente, que declaran una guerra por unas razones que luego olvidan y cambian por otras, que dicen querer acabar con unas armas de destrucción masiva que, al revelarse inexistentes, se trocan en una misión de exportación de la democracia. Es difícil entender a los Estados Unidos, antes tan empeñados en imponer por la fuerza una dictadura en Chile y ahora dispuestos a acabar con quien sea para que Irak sea libre. Ustedes los españoles ofrecieron ya un buen ejemplo de cómo se comportan los pueblos cuando se les quiere hacer felices a la fuerza. Napoleón les invadió en nombre de la "Libertad, igualdad y fraternidad" y el resultado es conocido. En Portugal existe un dicho que afirma que "cuando la caridad es excesiva, el pobre desconfía". Los españoles desconfiaron de la generosidad de Napoleón como ahora los iraquíes lo hacen de la de Bush. Volviendo a los escritores, Tristano se ríe un poco de ellos, les considera unos falsarios y nos ridiculiza cuando hablamos de "obra abierta" para ocultar nuestra cobardía a la hora de elegir un final, por ejemplo.
P. El libro tiene como portada la foto de un hombre andando por la playa...
R. ¡Un hombre vestido de una manera sorprendentemente elegante! Es una foto que encontré y he decidido que es la del padre de Tristano que acude a su propia boda. La foto es una forma de expresión que me interesa mucho porque tiene una relación muy fuerte con lo real. Tiene que ver con la pregunta del inicio, ¿quién testimonia por el testigo? Puede que el testimonio sea una convención social, que todo se basa en nuestra aceptación de su veracidad, aunque a veces haya razones más que suficientes para dudar de ella pero... pero sin testimonio no hay transmisión, y sin transmisión no hay cultura.
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