miércoles, 8 de julio de 2009
"Música para camaleones" (I)
"Cuando Dios le entrega a uno un don, también le da un látigo; y el látigo es únicamente para autoflagelarse."
Truman Capote
Leer a Capote, o para ser más extrictos, leer “Música para camaleones”, es una experiencia electrizante, porque pocas veces un lector va a encontrarse ante un libro que probablemente cambie su vida como lector. Pocas veces un lector o lectora se encontrara ante un libro tan sorprendente como éste.
De Capote podríamos estar hablando días y días, porque fue una de esas personas que nunca pasa desapercibida. Proponemos como iniciación a su personalidad dos vías paralelas:
1º: la lectura del capítulo “Vuelta nocturna” (es un fragmento de esta espléndida miscelánea en el que , a modo de relato autobiográfico breve, se retratata en un episodio de insomnio.
2º Ver la excelente película de Bennett Miller, que habrá aparecido de forma reciente en formato DVD pues, si no recuerdo mal, estuvo en pantalla el año pasado.
Capote es el apellido de su padrastro cubano. Truman nació en Alabama en 1924 y creció en Nueva Orléans. Más bien habría que decir que creció no se sabe hacia dónde, hasta 1984 en que amaneció muerto en su cama por sobredosis de barbitúricos. De niño debió ser un auténtico desastre, un horror de alumno en el colegio, al punt que algunos de sus profesores llegaron a plantearse si existía en él algún tipo de retraso mental. Capote era extrañamente anormal eso es cierto como que el sol sale por la mañana. Toda su vida la dedicó a cultivar esa anormalidad: homosexual, adicto al vodka y al fenobarbitol, noctámbulo, deslenguado,provocador, ágil de mente y condenadamente afilado de verbo, tenía un don (el de contar historias) y esa fue también su condena.
Sus relaciones con el mundo literario fueron siempre tormentosas: en una célebre entrevista que le hiciera Lawrence Grobel, dijo de Borges que no era más que un escritorzuelo de segunda fila, peores términos usó con Gore Vidal, declaró que Faulkner no sería recordado en unos años, lo mismo que Simone de Beauvoir, dudó del talento de O'Neill, dijo de Meryl Streep que le daba repelús por esa nariz de pollo que tenía, y de Jane Fonda espetó qeu no era más que una farsante, lo mismito que Jacqueline Kennedy, una oportunista que se había casado con un tipo, John F., cuya única afición conocida era el trato con las prostitutas de lujo de Las Vegas.
Capote es el pionero del periodismo literario, o de la novela periodística, como se prefiera. Un tipo capaz de escribir “Desayuno en Tiffany's” (1958) y arriesgar toda su carrera literaria para cambiar su forma de trabajar, o está loco o es un genio.
Truman Capote desaparece seis años en los desiertos de Kansas para recabar materiales con los que configurar su estilo y crear su gran novela “A sangre fría” (1966). En ella se recogen los rasgos esenciales del estilo que lucirá en su testamento literario: la excepcional colección de relatos “Música para camaleones” que vamos a leer (1980). Tenéis una excepcional versión cinematográfica de “A sangre fría” dirigida en 1967 por Richard Brooks. Este nuevo género, la fiction-novel, se caracteriza por un estilo oral, centrado en el diálogo, sobre el que va desplegándose la fuerza del texto. "Los escritos más interesantes que realicé en aquella época consistieron en sencillas observaciones cotidianas que anotaba en mi diario. Extensas transcripciones al pie de la letra de conversaciones que acertaba a oír con disimulo. Habladurías del barrio. Una suerte de reportaje, un estilo de ver y oír que más tarde ejercitaría verdadera influencia en mí, aunque entonces no fuera consciente de ello..." Como veréis, el parecido metodológico con el estilo y proceder de Rafael Azcona es sustancial. Si leemos estos dos libros seguidos es porque hay algo”tremendo” en ellos: salvando las diferencias culturales entre Azcona y Capote, lo cierto es que esa habilidad para pegar la oreja a los cuchicheos de la calle y aprovecharlos como material narrativo, acercar la realidad más obscena y cruda, presentarla al lector como una ensalada cuyyos ojos deben aliñar, es una estrategia que da unos frutos literarios cuando menos inquietantes.
"Música para camaleones" parece, en efecto, un testamento literario: De 1977 a 1984, Capote confiesa que atraviesa una profunda crisis literaria: "La interrupción ocurrió porque yo me encontraba ante un montón de problemas: sufría una crisis creativa, y, a la vez, personal. Como la última no tenía relación, o muy poca, con la primera, sólo es necesario aludir al caos creativo. [...] Aún cuando era bueno, vi que jamás trabajaba con más de la mitad, a veces sólo con un tercio, de las facultades que tenía a mi disposición. ¿Por qué? El problema era: ¿como puede un escritor combinar con éxito en una sola estructura todo lo que sabe acerca de las demás formas literarias? [...] Ahora, me sitúe a mí mismo en el centro de la escena, y de un modo estricto y sobrio, reconstruí conversaciones triviales con personas corrientes. Tras escribir centenares de páginas sobre esas cosas tan simples terminé por desarrollar un estilo. Había encontrado una estructura dentro de la cual podría integrar todo lo que sabía acerca de escribir. El resultado es el presente volumen: Música para camaleones"
“Música para camaleones” pretende recoger todo lo que Capote sabe, sobre todo aquello que Capote sabe... Es un libro multiforme que se puede leer desde claves musicales, pictóricas, es un libro plástico, táctil, dúctil, tiene olores y sabores, es acústico, ácido, cítrico, pútrido... “Música para camaleones” guarda en sí ese “espejo negro” del relato que da título al libro, tan enigmático y provocador, ese espejo en el que los ojos se relajan y ralentizan su ritmo vital, pero al mismo tiempo se narcotizan en la oscuridad de su propia mirada, en el telón de fondo turbio que escondemos dentro de cada uno de nosotros. Es una auténtica “fuga” musical que puede ser leído en cualquier dirección, en cualquier orden, en cualquier sentido, porque todo parece tener respuesta en otro relato del mismo libro. Inquietante y provocador.
(Dentro de un par de horas me iré al Pirineo: estaré lejos de cualquier ordenador hasta mitad de mes así que, ya me disculparéis, pero no podré contestar ni escribir. Eso sí, me llevo a Capote bajo el brazo. Besos)
Genial, sencillamente un mónstruo, este Capote
ResponderEliminarHe leído también "A sangre fría".
Y muy triste la parte de su autorretrato en que, desmintiendo la intuición del escritor japonés Mishima, rechaza la idea de suicidio